Podría decirles que, aunque mi nombre es un cóctel de procedencias, Hiamovi, mi segundo nombre de pila, es sin duda de origen indio americano y significa “Gran Jefe”. Se me impuso en memoria de mi tatarabuelo, un indio Cheyenne al que, evidentemente, no llegué a conocer. Los antepasados de mi madre proceden de Rusia, lo que contribuye al misterio, y de ahí procede mi nombre.
El caso es que no me interesan las actividades improductivas. Detesto las discusiones interminables. Me gustan la acción, la velocidad, el rendimiento, el riesgo y el éxito. La palabra fracaso no forma parte de mi vocabulario.
Yo elegí mi propio Destino. Elegí estar solo, porque cualquier otra opción resultaba inconcebible para un hombre como yo. Yo “veo” cosas extraordinarias. Una vida “normal” requiere muchas cosas “ordinarias”, y yo no puedo responsabilizarme de eso. Nadie podría soportar vivir con alguien como yo, alguien que navega su camino entre el pasado y el futuro, además del presente.
Estoy solo, pero no estoy aislado y nunca lo estaré mientras personas como tú me sigan pidiendo que les ayuden.
¿Qué más te puedo contar?
He ganado mucho dinero en mi vida, mucho más del que jamás necesitaré. Pero no siempre he sido rico. Cuando empecé no tenía nada en los bolsillos: absolutamente nada. Pero sí tenía una voluntad de acero.
